Friday, May 14, 2010

Entrega 35

Aprovechando que estaba "en casa", visitando a mi amigo y su amada, me dispuse a disfrutar de esa primavera que no llega a la ciudad donde vivo.
Me seguía gustando el sentarme en los bancos del parque y ver pasar a la gente, pensando en toda, pero a la vez en nada, y al llegar a casa cada noche, llamaba a Eslovenia. Sabía que ella vendría en unos días, pero aún me gustaba contarle lo que había pensado en hacer, pero no había hecho. Ella sabía que lo que le contaba no era cierto, pero a ella le parecia divertido, ya que me decía que así conseguía vivir en un país de las maravillas, todo pasaba como uno quería, y si no era así, no había sucedido.
Todos los días tenía una bonita historia que contar, ya fuese caminando por los orillas del rio, o de paseo en bicicleta por el monte cercano al centro, e incluso en la playa Mayor. Le contaba como lo estaban pasando de mal mi amigo y su amada.
Hasta que la víspera a que ella volase hasta mi ciudad le conté una historia que unía las otras historias, como generalmente, aunque esta vez, las unía para negarlas. Ese día, fue cuando descubrí el porqué nuestro amigo me había hecho volar hasta aquí.

Era un viernes festivo en mi ciudad, habíamos quedado temprano para jugar a frontón, pero antes teníamos que tomar café en el bar de siempre.
Cuando yo llegué al bar, mi amigo ya estaba contando su historia diaria, de como había amado el día anterior, y lo que haría ... "una vez que te machaqué" continué. A los 5 minutos de llegar ya nos estábamos despidiendo de la joven camarera. Cogimos nuestras bicis -al ser festivo éramos lo más dominguero que había por el asfalto- y nos dirigimos hacia la ciudad universitaria.

Lo sé, ya no era universitario, y mi amigo mucho menos, pero íbamos a jugar contra unos conocidos de mi amigo.

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Bueno pues parece ser que al final no fue para nada.
Déjame tu opinión. Muchas gracias y hasta la próxima.