Hola!! Creo y espero que esta carta la lea algún familiar de mi amado, y también espero que sepáis quien soy. Soy la de las cartas a su hijo/hermano. A ver si los días los vais pasando con nota, y todo va a mejor.
Bueno me parece que hablare para él, y si podéis se la leéis.
El otro día me di cuenta que la vida es demasiado corta como para quedarme todo en mi, porque si no todo será mi propia fábula, de mi vida.
El otro día al hablar contigo, me dijiste que debía de contar algo, que nunca contaba nada, y todo eso, y me di cuenta que tenias razón, que por eso me va como me va y eso es porque soy como soy, pero con los años que llevo dejándome todo para mi, escuchando, y hablando, solo cuando tenia algo que decir que otro quisiera escuchar.
Te querría contar tantas cosas, pero a la vez ninguna, bueno no se si me explico pero me entiendes, no?? Seré breve, porque lo bueno si es breve, dos veces bueno.
Bueno pues, aunque sea de este modo tan impersonal todo lo que me he callado desde el momento en que te conocí, todo lo que me he callado, desde aquel día en aquel lugar, no lo puedo aguantar mas tiempo, quizá no tenga otra oportunidad, dado lo efímera que es la vida.
Lo que te dije de mi primera impresión...no era mas que una armadura, en realidad me pareciste la cosa mas bella que había en ese momento sobre la faz de la tierra, el hecho de haberte conocido hacia merecer todo el sufrimiento, y el regreso desde donde estuve.
Al principio, tras mi partida, pensé que nunca mas volvería a saber de vos, pero al decidirme a enviarte una carta, esa carta, y el hecho de recibir contestación aquella contestación abrió en mi un balcón de sentimientos, y porque no decirlo, de ilusiones, las cuales me las hacia y creía yo misma. Supongo que mucho que ver en todo esto, tendría que ver mi cese en escribirte, pero las circunstancias me obligaron.
Llego el día en que nos volvimos a encontrar, y ahí estabas tu, con la imagen un poco cambiada, quizá más guapo que la primera vez que te conocí, con problemas en la vida sentimental, pero con la misma melosidad. Pero como siempre quise comportarme como la mejor de las amigas, ya que tanto tiempo compartido en común daba para ello, lo único fue el amor mutuo que nos teníamos.
Te parecerá un poco narcisista, pero siempre pensé en ese hecho que me contaste casi como sin querer decirlo, diciéndome, entre líneas, que lo nuestro era ya imposible. Eso es agua pasada, me sentó bastante mal en su momento, como para removerlo ahora, sobretodo porque yo te moví a ello.
Ya me ha pasado varias veces, todo por el miedo a dar el primer paso. Así que sin resignarme mucho, me quedo con tu amistad, que es a lo más que siempre había podido aspirar, y pese que cada vez nos veremos menos y leeremos más, espero que esta amistad sea bilateral, con la península como escenario y las carreteras y cartas como telón, para separar los actos.
Todo lo dicho lo sigo manteniendo, espero que la amistad continúe y el tiempo y la lluvia no la disuelvan en el olvido.
Así pues, espero que te vaya bien con tu nueva vida, sal de ese pozo, y enhorabuena! Te lo digo por que al hablar con la camarera, me lo dijo, un poco subida de tono, como marcando el terreno.
Cambiando de tema, y que no te suene a despedida, es muy improbable que nos volvamos a ver. Tu tienes tú vida y yo la mía, durante mucho tiempo no hubo un “adios”, porque tampoco hubo un “hola”.
Esta carta es por todo lo que pudo haber sido y no fue. Pero también espero que sea un punto y seguido, y nos veamos cuando salgas, paseando por ese bonito parque que separa nuestras vidas, ese parque cercano a la autopista.
Y esto es todo, ahora solo amistad, lo malo es cuando idolatras la amistad, que se convierte en ... bueno que se me vade las manos, pues eso, espero que nos volvamos a ver.
Un besazo enorme.
PD: No cambio de vida, ni me voy a ningún sitio, solo que cambiare de costumbres para no volver a entrar en tu vida, y podértela fastidiar de nuevo.
17
Hasta ese momento, yo deje de ser un simple amigo más y aparecí en escena, eso si, en el momento en el que me enteré del suceso.
Serían las 7:15 de la tarde, justo quince minutos después que yo hubiese acabado de trabajar, y como hacia mucho tiempo que no veía a nuestro amigo, a mí amigo, fui a verlo al bar donde pasaba todas tardes desde que aquella desdichada chica lo dejó por irse a ... bueno aún no tengo claro porque se fue, lo único que se es que durante el tiempo en que ellos estuvieron juntos, uno cerca del otro, incluso la piel de mi amigo era diferente. Pero eso ahora ya no importa.
Y al llegar a aquel bar, donde tú habrás estado alguna vez, seguro, me fui al fondo, donde el se solía sentar, cerca del lugar donde servía su “amiga”, una chica algo más joven que él, la cual le estaba quitando el corazón poco a poco, y le pregunté qué dónde estaba mi amigo. Y ella sin casi cambiarle la cara me dijo:-“esta en el hospital anteayer tuvo un leve percance, y ahora esta en el hospital”.
Salí corriendo, como alma que lleva el diablo, antes de que ella acabase la frase, con muchísima mala leche por como me lo dijo.
Nunca me había caído tan bien como la otra, pero desde aquel momento me dije que nunca más le dirigiría una palabra.
Llegue exhausto al hospital, hacia muchos días que no lo pasaba tan mal corriendo, y al llegar, ahí estaba ella con las manos en la cabeza, apoyada en el cristal de la ventana, un poco desmejorada, pero ya sabemos que a ella todo le queda bien.
Y en efecto, era su hermana, la cosa más bella que yo había conocido años atrás, una vez que fui a su pueblo, y comenzó una amistad que el tiempo y la distancia la fueron borrando.
Cuando todavía no había llegado a su lado, ella se percató de mi presencia, respiraba muy fuerte, todavía no me había recuperado del esfuerzo, y vino hacia mí corriendo y llorando. Yo era la única persona que conocía en esta jungla de asfalto y personas.
En ese momento me sentí muy bien, pero a la vez muy mal, por el hecho de haberme sentido bien. Me sentía bien por tenerla otra vez en mis brazos, volcada sobre mi pecho, pero a la vez mal por mi amigo, por ese hermano que nunca tuve, que siempre estuvo allí, y cuando él me necesitó yo no estuve.
Ella estaba casi deshidratada, llevaba todo el día llorando, nadie le decía nada, nadie estaba con ella, y yo la acompañé a que comiese algo a la cafetería del hospital, donde comenzamos hablando de nuestro amigo, de su hermano, y de las 2 mujeres que lo rodeaban.
Como buena maruja, comenzamos hablando de la que mejor me caía a mí, y me contó lo de la carta, yo le dije que se tranquilizase, que sabía donde vivía ella...como en una canción de los Secretos...ella era buena chica.
Luego seguimos hablando de la bruja que ahora compartía piso con la belleza personificada, pero teníamos que subir, y después de ponerla a caldo, y seguir rajando de ella mientras subíamos, al llegar arriba, ella estaba otra vez, nos miramos y volvimos a mirar al suelo.
Lo único es que ella había venido para acompañarla a casa, pero prefirió quedarse un poco más en el hospital, ya que quedaban dos horas y pico hasta que el transporte público dejase de funcionar.
Cuando la camarera se marchó pasó un joven médico, que estaba de practica, y apiadándose de la hermana, nos sentó en la sala de espera de la UCI y nos explicó todo, muy bien, dejándonos mucho más tranquilos, a priori, y así nos fuimos andando los dos hacia casa, ya que circunstancias de la vida vivo cerca de donde vive mi amigo. Y si no hubiese sido así, también la hubiese acompañado, ya que ella no sabía donde yo vivía.
Y pasó otra noche...
18
Esa misma noche me arme de valor y le escribí esto que luego lo eché a su buzón.
Hola:
El otro dia me di cuenta que esta es demasiado corta como para quedarme todo en mí. Cuando me dijo tu hermano que no contaba nada, que era un poco tonto y todo eso, comprendí la razón que tenías, que por eso me va como me va, y soy como soy (algo de lo que estoy muy orgulloso, es de cómo soy), pero son casi 30 años dejando todo para mí, escuchando, y hablando sólo cuando tenía algo que quisiesen escuchar.
Entonces...te querría contar tantas cosas, pero a la vez ninguna, no se si me explico.
Seré breve, aunque de un tiempo a esta parte le estoy cogiendo el gusto a esto de escribir. Pues eso, te diré, aunque sea de este modo tan impersonal todo lo que me he callado desde ese día de Julio en que nos conocimos, en la plaza de tu pueblo, en la puerta de aquel cine, Capitol, tú esperabas a tu hermano y yo iba con él.
Se que es mal momento, pero no me lo puedo callar más tiempo, quizá no vuelva a tener esta oportunidad.
Primero, desde el principio. Después de 15 días en tú pueblo, nos preguntasteis cuál había sido nuestra primera impresión sobre vosotras, a lo que contesté que me habías parecido un poco estirada, esto sólo fue una armadura y en realidad me pareciste la cosa más linda que había sobre la tierra, y sólo el haberte conocido hizo merecer el verano en aquel pueblo alejado de la civilización.
Cuando volví para aquí pensé que nunca más sabría de vos, pero gracias a aquel cantautor y sus discos, me decidí a mandarte alguna carta creyendo que obtendría respuesta, pero esta me abrió un balcón de sentimientos, y porque no decirlo de ilusiones, que me las creía y hacía yo mismo.
Pese a la distancia, mi amistad sobre ti iba creciendo día a día, noticia a noticia, que sobre ti recibía, hasta el punto de idolatrarte, pero te parecera un poco narcisista, pero siempre pensé que ese desliz con algún amigo de tu hermano sería conmigo.
Eso es agua pasada, ya me hizo bastante mal en su momento como para quererlo revivir. Ya me ha pasado muchas veces, por miedo a dar el primer paso, así que sin resignarme mucho me quedaré con tu amistad, que es a lo más que puedo aspirar, ya que cuando pasen estos días volveremos a tener a la peninsula como escenario, y un telon de asfalto. También pensé que con tan poca relación con alguien pudiese encariñarme tanto con alguien.
Pero tú tranquila, todo lo dicho lo sigo manteniendo, espero que la amistad perdure al tiempo y a la distancia y que las lluvias no la disuelvan en el olvido.
Así que por una vez he roto mi coraza para decirte que he idolatrado nustra amistad hasta el punto máximo, el punto en que la amistad se convierte en AMOR.
PD:No se si tendré valor de ir esta tarde a ver a tu hermano
19
Como cada mañana, la hermana de mi amigo, salía de casa un cuarto de hora más tarde que la camarera. Lo hacía para no coincidir por la mañana con ella por la casa.
Así pues ella llegó al hospital, y como todos los días, cogía una silla y se sentaba debajo de la ventana de la UCI en la cuál estaba su hermano.
Al medio día, sin que la hermana supiese el por qué, llegó ella, la amada.
La verdad es que yo fui donde ella vive, cerca de la autopista (porque es buena chica) y le dije que debería ir a verle y todo eso, aunque él no se enterase, seguro que al final sabría quien había estado a su lado.
Volviendo a la situación en el hospital, donde se respiraba tristeza entre ellas, la cual desapareció con un infinito abrazo. Y un ¿por qué esa nota?
A lo que la amada contestó con un: lo siento es pero es que es lo que sentía en aquel momento. Era como si sobrase al estar ella.
En aquel justo instante llegue al hospital, y cortando a la hermana hablé: -pero tú bien sabes, que la que sobra es ella, sino por qué iba yo a seguirte hasta tú casa, cuando me enteré de tu vuelta, y por qué iba a ir antes de ir a currar a tu casa, siendo que me pilla de culo al trabajo. Esto lo dije, para que no hablase de la nota que le deje en el buzón, nota que no había leído todavía.
Entonces pasó el médico y nos comentó que estaba mejorando más de lo que ellos creían, que esta tarde podría pasar alguien a tocarle y hablarle, pero no prometían que él respondiese, si acaso un leve gesto con la cara.
20
Y entró ella, su hermana, cogiéndole de la mano le habló, no se de qué, yo miraba desde la ventana de la UCI cogido a la autentica amada de mi amigo, por lo menos la única en estos años que le ha querido realmente.
Me tuve que ir, se hacía tarde y no quería forzar la situación cuando ella saliese de hablar con su hermano, además “la amada” se iba en ese momento también. Así que desde la ventada, con un breve movimiento de mano me despedí de la hermana de mi amigo.
Fue entonces cuando ella me habló, dándome las gracias por ayudarla a volver a encontrarse con nuestro amigo, nunca habíamos hablado de ese tema, nunca le había preguntado por su vida privada, pero ella sabía que un día la seguí, que sabía más de su vida de lo que podría pensar, y me dijo que todo eso los motivos de su marcha, de su desaparición, se los quería contar a nuestro amigo, y que yo no dijese nada. Yo le dije que no se preocupara, que siempre podría contar conmigo para lo que quisiera, que aunque no volviese a estar con nuestro amigo, siempre sería mi amiga.
Ella me cogió de la mano y creó que quiso abrirme su corazón y contarme cosas, no solo las banales, si no las trascendentales. Contarme el porque de muchas cosas de su vida, de ese amigo al cuál nuestro amigo le partió la cara, cual era el motivo para que una persona tan pacífica y tranquila perdiese los nervios en tan poco tiempo.
Fue cuando me dijo de quedar, que ya no se veía con aquel al que le partió la cara nuestro amigo, y si ella era mi amiga...yo tendría que ser su amigo, y me dijo de quedar, creo que era tensar mucho la cuerda pero lo acepte, en el bar donde se conocieron que es el mismo bar donde trabajaba la camarerita.
Yo ya tenía prisa y me tuve que ir casi corriendo a trabajar, cogí la bicicleta y me large, gritándole que no llegase tarde.
Pasé la tarde pensando en la hermana de mi amigo, y los posibles porques de no decirme nada sobre la carta que le deje en el buzón.
Al llegar al bar donde habíamos quedado, ahí estaba ella tan joven y guapa como siempre, pero igual de seca en el trato y no me dijo nada. Y en el fondo del bar sentada en una mesa cabizbaja, leyendo un libro, estaba ella “la amada”, tan ella como siempre.
Al llegar a su mesa y que la camarera no me dijese nada me di cuenta del libro que “la amada” estaba leyendo, era de Paulo Coelho, Verónica decide morir, y en un tono bromista, le dije que no hiciera tonterías, ella sonrió me dijo que me sentase y comenzó a hablarme, cuando en ese momento ella se levantó y se fue al vater. En ese momento la camarera salió de la barra se dirigió a mi y se despidió.
Cuando ella volvió le pregunte porque se había ido tan deprisa y yo dije:
-Si, un chaval un poco más joven que nosotros, moreno, que debía de ser amigo de la camarera
-¿de la camarera?, me preguntó sobresaltada, y continuó:
-pues ese que acaba de entrar es el amigo al que le rompió la cara, quien me hizo plantearme la vida de nuevo e ir a hablar con él.
-¿Si?, dije yo más sorprendido, pues él fue quien le robó en casa, y visto lo visto quien debe de estar ahora con la camarera, o ser amigos desde hace tiempo.
Poco después, ya no hablábamos de nosotros, sino de la camarera, y de cómo había jugado con nuestro amigo (aunque todo esto eran conjeturas que nos hacíamos en plan marujas). Cuando nos marchábamos, “la amada” me dijo que si se me había caído un sobre yo le dije que no, pero era mi letra la que ahí estaba, era el que deje para que lo leyese la hermana pero lo cogió la camarera, seguía cerrado, pero ahora era yo quien le tenía que contar a ella la historia.Así pues, con bicicleta en mano fui a acompañarla hasta su casa, ya que yo vivía cerca del bar aquel. Entonces le conté lo que yo sentía por la hermana, y que a la vuelta pasaría por su casa y lo volvería a echar.
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Bueno pues parece ser que al final no fue para nada.
Déjame tu opinión. Muchas gracias y hasta la próxima.