Thursday, October 05, 2006

Entrega 11

11
Comió lo que ella había dejado preparado para los dos, ni la calentó si quiera, con cara de tristeza, acabo de comer haciendo tiempo para ver si ella volvía, pero no llegaba. La volvió a llamar, pero seguía sin contestar. Así que al final, tiró el teléfono encima de la cama, y armándose de valor, nuestro amigo, tal y como iba, y con leve portazo salió de casa.
En el autobús no hacía otra cosa que pensar en ellas dos, y cuando quería olvidar a una le costaba mucho más, ya que sólo pensaba en ella, y así el largo trayecto en ese autobús rojo, el cual todos hemos cogido alguna vez, se le hizo mucho más eterno de lo que nunca había podido imaginar. Llegó su parada, bajo temblorosamente, y andando se acercó a la cafetería, en la cual, hoy no estaría su camarerita. Entró, y ahí estaba ella, en la misma mesa de la cual se despidieron hasta el día de hoy, leyendo otro libro, esta vez era Recuentos para Demián, de Jorge Bucay, al entrar él a la cafetería, ella se percató de inmediato y recogió el libro, las manos le comenzaron a sudar, se levantó, dijo Hola!, se marchó.
Él no lo podía creer, pero ahí se quedó sólo. Y como si no hubiese pasado nada, pregunto por su camarera, que por su puesto no estaba, y el viejo cascarrabias que regentaba la cafetería, le dijo que no. Y continuó diciendo: -Pues me alegro que estés tú aquí, porque así veo que es real, que a tenido algún imprevisto. Él abuelo se echó a reír, y nuestro amigo, torció el morro, y se largo.
No era muy tarde, con lo que decidió a pasar por la puerta de su casa, para probar a el señor destino, y hacerlos coincidir. Mientras caminaba en dirección a la casa de ella, iba recordando todos los momentos buenos que había tenido con su amada, haciendo balance de ellos, al acabar el balance, no sabía por qué ella había actuado de aquella manera. Así que, continuo haciendo balance de su camarera, el cómo había llegado a su vida, por qué se mantenía, las cosas que habían hecho juntos, el caso de su relación... todo lo llevó al mismo punto ¡La voy a dejar! No puedo seguir con esta farsa. Estoy con ella porque estaba triste, y ella también, sólo necesitábamos un pecho amigo en el que apoyarnos, y con roce surgió el afecto, y con él, el cariño, y de ahí al deseo ya estaba todo hecho. Pero a mi no me puedo engañar, sigo queriendo a la misma mujer que me hizo daño...pensaba que la olvidaría, pero es imposible. ¡la voy a dejar!
Y al pensar esto, el señor destino trabajo, y se pegaron de bruces al torcer la esquina, cercana a la casa de los padres de ella.
Volvían del médico, ella y su madre, y con una acogida muy fría él la dijo que le tenía que decir algo, ella le dijo lo mismo, pero ella dijo que sería mejor para mañana. Él le dio dos besos, uno en cada mejilla, y desapareció en las sobras que hacían los árboles, debido a la luz de las farolas.
Al llegar a casa, cabizbajo, y abrir la puerta vio un folio, de esos de papel reciclado como todos los que su amada le había escrito. En efecto, había sido ella, y en dicho folio había escrito unas pocas líneas, que decían así:
-Lo siento, pero no pensé que vendrías, el viernes que viene intentaré tener el valor de hablarte, y escucharte, de disculparme e intentar recuperar tú amistad.
Y en la parte de atrás de este folio, como si de un papel viejo de impresora, ponía:
Todo empezó aquel día gris
en que deje de decir orgulloso:
¡YO SOY!
y entre avergonzado y temeroso,
baje la cabeza
y cambie mis dichos y actitudes
por un pensamiento:
YO DEBERIA SER...
Él arrugó el folio, lo guardo como se guardan todas bolas de papel, en la basura, se metió en la cama, y dijo:-hasta el lunes no salgo de aquí, y si yo quiero iré el viernes que viene, y si no quiero no iré, ¡Así que destino! ¡¡¡¡ME LA PELA LO QUE QUIERAS HACER CONMIGO!!!! Yo voy a hacer lo que quiera. Cerró los ojos con rabia, hasta la mañana siguiente, y digo mañana, ya que todavía no se había levantado, cuando sonó el portero automático de su casa, no lo podía creer, era ella. Pero como si de algo irreal se tratase, se volvió a meter a la cama, y cuando sonó el timbre de la puerta, se dio cuenta que no era un sueño, que era cierto, ella volvía a estar detrás de la puerta.

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Bueno pues parece ser que al final no fue para nada.
Déjame tu opinión. Muchas gracias y hasta la próxima.