Sunday, December 24, 2006

Entrega 33

El año seguía su curso, me iba haciendo a la vida eslovena. Compraba en la plaza del ayuntamiento, iba a clase de esloveno e inglés. Tenía un grupo de amigos. Salía de fiesta con ellos, jugaba al fútbol los domingos, y entre semana iba a correr al parque Tivoli.
Con la llegada de los primeros calores de la primavera, y sus rayos de sol, el hielo comenzó a desaparecer. Al mismo tiempo llego mi primer beso con ella, algo mágico e irrepetible, nunca sabré si fue ella o yo quien lo dio, sólo se que todo cambiaba, por una vez para bien, y encima conseguí cambiar de trabajo.
Este trabajo se lo debía a ella o a su padre, dado que la empresa de este comenzaba a tratar con empresas españolas.
El cómo conseguí el trabajo fue algo un tanto subrrealista.
Era principios de abril, diez días apenas después de nuestro primer beso, y ella me invitó a comer a casa de sus padres en Piran, una de las pocas localidades eslovenas bañadas por el mar adriático. Yo llegue un poco tarde, por culpa, como no, del imprevisible transporte público esloveno, que llego, mi autobús, con casi dos horas de retraso. Fue mi presentación ante la familia, pero como un simple amigo. Era el cumpleaños de la abuela.
Tras mi retraso, yo estaba muy nervioso, además no sabía con lo que allá me podía encontrar. Y al entrar en el comedor, mis nervios aumentaron todavía más, dado que solo estaban los dos padres, la abuela (quien dijo algo de mi pelo corto), la hermana y el novio, ella y yo. El padre me ofreció una cerveza que yo me bebí casi de trago, sin pestañear.
Todos menos la abuela sabían ingles, pero hablan en esloveno por ella. Cuando yo hablaba todos reían, me decían en inglés lo que había dicho, y generalmente no era lo que yo quería decir.
Ya en la tertulia de la sobremesa, el padre me pregunto por lo que hacía, y de donde era, objetivos en la vida y todas esas cosas. Hablamos, nos reímos y pensamos. Ya no tenía nervios, serían las cervezas, y el pacharan que regale a la familia. Y cuando me estaba levantando para pasear con ella y su hermana por la orilla del Adriático, su padre me dijo que el próximo lunes me esperaba para hacer una entrevista, en inglés, of course.
En el paseo, pasamos mucho frío, y caminando por los muelles del puerto deportivo, vimos animales correr y pescadores, y una luna inmensa reflejada en el mar, con un hermoso camino dorado que llevaba a ella.
Pronto nos fuimos a dormir, yo al cuarto de invitados, por su puesto, porque al día siguiente tenía que volver a Ljubljana.
Esa noche no pude dormir, todo me parecía un sueño, el trabajo, ella y esa pequeña ciudad, que era como una roca verde.
No pensaba en las cosas malas, ahora no las había. No las pensé, hasta que llegue el autobús, y allí al despedirme amistosamente de ella (por la presencia de su padre) recordé algo que ella una vez me dijo, y era que tenía novio. El mundo se caía sobre mi, pero aguante, y espere al día siguiente, ya que ella volvía a la capital.
Yo estaba completamente enamorado de ella, y nunca pensé que podría cuestionar nuestra relación, pero no quería sentirme engañado.
Así que lo primero que hice cuando la vi, fue preguntarle por su novio.
Ella se rió tímidamente, y me explicó, que se había hecho insoportable y monótono, que se lo pasaba mejor conmigo, cuando aún éramos solo amigos, que con él. También me dijo que yo había cambiado un poco, pero que el día y medio que estuve en Piran fue muy bonito para ella, ya que se tenía que esforzar bastante conmigo, dado que generalmente le doy todo hecho, así que ahí, en situación de riesgo, donde yo me retraigo un poco, bastante, ella se sentía mejor. “Debo de ser un poco pelmazo”.Tras la explicación yo estaba muy contento. Triste y contento. Pensando en porque nunca me había dicho que ya no estaba con él.

No comments:

Post a Comment

Bueno pues parece ser que al final no fue para nada.
Déjame tu opinión. Muchas gracias y hasta la próxima.