Monday, October 30, 2006

Entregas de 25 a 30

25: Un nuevo comienzo
Y así comenzó siendo, éramos como dos extraños que habían decidido a forzar sus vidas para juntarlas, pero a mi me gustaba, y ella no parecía muy disgustada, tampoco. Había un problema, bueno varios, pero uno relacionado con lo que a nosotros nos interesa, y ese era la comunicación. Si parecerá un poco extraño que en un país extraño, lleno de gente extraña, sea la comunicación entre los compatriotas el problema, pues si, ya que estando ella delante, yo era incapaz de llevar una conversación con un ritmo constante.
Pero todo tiene su explicación, aunque no se la pueda dar a ella. Esta explicación es la inmensidad de su mar, ese mar azul que tienen sus ojos, que cuando la miro ya no se hablar, y cuando hablo ya no se mirarla.
Así pues, creo que fui perdiendo su atracción y cuando la perdía, más me volvía a acercar, para volver al mismo sitio donde habíamos partido.
Luego estaba la ciudad, gris, triste, solitaria, pero a la vez tenía algo que no dejaba indiferente, y siempre era positivo, dejaba pensar en uno mismo. No tenía mar, pero este no estaba lejos. La bordeaban unos magníficos bosques donde pasábamos los primeros fines de semana en Inglaterra. Hay era en uno de los pocos sitios donde no tenía problemas al hablar con ella, al igual que cuando íbamos a los bares de copas. No se por qué sería, supongo que por que no pensaba que estaba con ella.
El trabajo, relativamente bueno, comencé trabajando en unos grandes almacenes, ordenando los stocks, descargando camiones (eso entre semana), este trabajo no era nada malo ya que a las dos de la tarde ya daba por finalizada mi jornada laboral y los sábados por la mañana trabajaba en un taller de bicicletas que estaba en los bajos de nuestra casa. Dicho taller de bicicletas era de un emigrante hondureño del cual no recuerdo su nombre, pero que todo el mundo llamaba Pepe. Este buen hombre también era quien nos tenía alquilado es pequeño piso, por llamarlo de alguna manera. Ese piso tendría unos 40metros cuadrados, divididos en dos cuartos, un pequeño baño con ducha y una cocina comedor separado por una pequeña barra, como si de un bar se tratase.
El trabajo de ella le costo más conseguirlo, y estuvo casi un mes buscando trabajo puerta por puerta, como quien dice, y yendo al Jobcenter en busca de trabajo, hasta que un día encontró trabajo. Era en el centro de la ciudad, en uno de esos sitios donde piensas que nunca cogerían a un extranjero, en un restaurante español. Ahí sacaba más dinero de lo que sacaba yo con los otros dos trabajos. Pero no nos podíamos quejar, vivíamos bien, con algún lujo que otro, algún viaje que otro a Londres y algún otro a Edimburgo, pero siempre viviendo en el apartamento de Pepe.
En estos viajes siempre intentaba acercarme a ella, pero mi forma de ser sólo conseguía que ella confiase más en mi, y así más amigo me hacía. Sus conversaciones pronto cambiaron del monotema del novio que había dejado en España, a “mira que compañero de trabajo más mono que tengo”. Yo, en cambio, no tenía compañeras de trabajo. Lo más cercano eran las jovencitas que venían al taller de Pepe para arreglar algún pinchazo que otro, o cambiar la dichosa sierga del freno trasero.
Poco a poco, paseo a paseo, viaje a viaje, fui escuchándola más, fui conociéndola mejor, ya que como he dicho antes, no podía mantener una conversación con ella, ya que mi garganta cada vez tenía más ganas de decir esas dos palabras tan difíciles de decir, y que ella no quería oír.
El tiempo siguió pasando, hasta que llego el día en que, después de llorar mucho en mi hombro, me dijo que lo había dejado con su novio. Yo no supe como reaccionar, además sabía que al día siguiente hablaríamos largo y tendido, en el que posiblemente fuese el ultimo fin de semana con buen tiempo, como para pasarlo en los bosque paseando, hasta que llegase la primavera.
Y allá nos fuimos a pasar el domingo, ella, yo y mi mochila con clinex. Antes de llegar ya se había puesto a hablar. Que si esto, que si lo otro, que si lo de más allá. Entonces pronunció la palabra mágica “novio” y continuo dando razones banales como la distancia, el tiempo, lo nuevo y ... - ¿y qué más? – pensé yo. Ya que si vino a aquí, todo eso ya lo sabía. Luego continuó, creo yo que fue al ver mi cara en la que se reflejó mi pensamiento, y dijo que además había conocido a alguien ... siempre hay alguien, y seguramente yo no sería, entonces ¿para que había querido cambiar su vida a mi lado, y sin mi? Eran cosas que se escapaban a mi inteligencia, no por esta ser corta, sino porque nunca he llegado a comprender como actúan la mayor parte de las mujeres, pesé a que me pasé la vida escuchándolas, observándolas para entenderlas mejor, o simplemente entenderlas. Y luego vino la gran frase donde me rompió totalmente los esquemas.
-¿Qué opinarías si nos mudamos a Londres? – me pregunto ella.
-aquí estamos bien, un poco aburridos con la llegada del frio, pero con curro
-¿y si allá tenemos trabajo? -pero aquí nos tenemos a nosotros – dije entre sonrisas

De lo que yo me acordaba, era que ella siempre controla la situación, así que continuó diciéndome
-Me han ofrecido curro en Londres, de la misma cadena donde trabajo, a mi “encargado” lo trasladan, y si quieres tú también puedes venir, el fue quien me lo dijo- rió y continuó – creo que piensa que eres mi hermano

¿Cómo puede ser tan tonto?, que una sonrisa que no pertenece me haga cambiar el rumbo. Supongo que sería porque yo aún no sabía a ciencia cierta si estaba con alguien, lo único que sabía era que ella me sonreía, me mira con esos ojitos azules en los que cualquiera se puede perder, y me había pedido que me fuese a vivir con ella a otro lugar. -¿Por qué no? -Me dije, -ya tendré todo hecho.
26
Como se esperaba de mi, me supere en lo absurdo de algunas circunstancias y la seguí. Aún no se muy bien porque, el único hecho es que la seguí, y una vez en Londres le dije que yo me iba a otro lado, que Londres podía conmigo, era demasiado grande, demasiado cara, no tenía trabajo, y no quería ser mantenido.
Ella consiguió convencerme a que probase suerte durante un mes, y así lo hice.
Poco a poco, día a día ella se fue alejando poco a poco de mi, y yo de ella, pero eso si los paseos dominicales los seguíamos teniendo. Por lo menos durante el primer mes que ella me había dado para aclimatarme a la ciudad. Cuando acabo el mes, ya tenía un trabajo, era jardinero en el norte de la City londinense, por la zona de Regents park. Donde los domingos paseaba y cuando podía corría, para así pensar.
En ese mismo tiempo yo también me fui alejando de ella, de su sombra y su recuerdo, de sus ojos azules y su pelo rubio, de los buenos recuerdos y de los malos momentos. Así, poco a poco, me hice con mi propia vida, una vida hecha de cero, sin un objetivo, pero olvidando, por fin, a quien tanto quise y tampoco me dio.
El tiempo fue pasando, las hojas de los árboles comenzaron a brotar. Yo seguía una estricta rutina, marcada por el horario de jardinero. En ese tiempo fue cuando comencé a tener amigos además de los compañeros de trabajo, era gente con la que llevaba ya unos meses, corriendo todos los martes gracias al Nike Town. Me encontraba bien entre ellos, y sobre todo entre ellos sobre salía la flaca (como así llamaban a una de mis compañeras de carreras uno de los compañeros de piso).
Hablando de mi compañero de piso, era un chico de Burdeos, que se le daba una aire a Tony Montana (Al Pacino, en Scarface) y estudiaba International Business o algo así, en el centro de Londres. Un tío legal, súper majo, no se diferente a los que había conocido hasta ese momento. Y el otro era un coreano, que no salía de su cuarto, más que para trabajar.
Con mi amigo francés salía de bastante de fiesta, ya que yo era español y él era erasmus, y parecido a Tony Montana, por lo que nos respetaban allá donde íbamos. Lo malo era que yo no podía salir mucho, nada más que los fines de semana, ya que tenía que trabajar, pero eso si cada vez que salía volvía en el autobús normal (no en el nocturno) y con una borrachera que no me la merecía.
Todo eso pronto cambio, y consigue entrar a trabajar en pleno Oxford Circus, o más exactamente en Nike town. Eso lo conseguí gracias a 4meses todos los martes yendo al mismo sitio, con la misma gente, hablando y quedando con alguno de los monitores que llevaban grupo para correr, y al final uno de ellos me dijo que había una vacante que si la quería sería mía ... y lo fue.
Respecto a la hermana de nuestro amigo, el tiempo fue haciendo su trabajo. Bueno, eso y que borre su teléfono y no tenía tiempo para pensar en ella, y en una ciudad ten grande iba a ser muy difícil que me cruzase con ella por la calle.
Así pues, un día, como el que no quiere la cosa, me junte con su hermano en una estación de nuestra ciudad, qué alegría que me di, hablamos de nuestras vidas y de nuestro devenir después del affaire por el que él no se vino a U.K. Él me dijo que era muy feliz, que había hecho muy bien quedándose allí, y que esperaba un hijo. Luego me pregunto por su hermana, y le dije que llevaba como cosa de 10 u 11 meses sin saber nada de ella, me dijo que era normal, que las últimas noticias que tenía era que poco después de que yo hubiese encontrado mi propio trabajo y alojamiento, ella tuvo problemas con su supervisor y decidió largarse lejos, a algún país del este, o a uno de esos que hasta hace 12 años no existían, no dijo donde, sólo dijo que se iba.
Luego seguimos hablando de nosotros como si lo que hubiese dicho no me hubiese importado, pero realmente volvió a avivar el sentimiento que ella había hecho crecer en mi.
27: Sobre ella
Maldita visita a España. Por un lado me entero que el amor de mi vida se ha ido a “vete tú a saber donde” y una vez allí tengo que representar que me da igual, hacer parecer que no me incumbe que ella no es nada en mi vida. Pero esa no es la verdad, yo llevo en el cuerpo un motor que nunca deja de girar, y mi cabeza sólo me hace pensar.
Luego esta la visión, no se si real o imaginaria, de ella, la hermana de nuestro amigo. A quien vi salir del portal donde vivía, desde mi ventana. Lo que me causo un palpitar en el corazón. En mi cara se reflejo una mejora y nuestro amigo, que estaba conmigo en ese momento, me dijo que si estaba enamorado, que esa cara reflejaba infinita felicidad, yo lo negué, algo que los dos sabíamos que no era verdad.
El problema fue cuando la seguí con la vista hasta que llego a la parada de autobús, allí había un hombre, bastante más alto que ella, y aquí empecé a pensar y pensar sobre ella y lo que ella conllevaba.
Él la estaría esperando en la parada, debían de haber venido juntos de ese país sin nombre, y el salió un poco antes de casa porque ella se estaría despidiendo de su madre. Pero luego mi mente se adelanto a mis propios pensamientos y se empezó a retorcerse, diciéndome que nuestro amigo me estaba engañando, que no era verdad que se hubiese ido, que él no me quería hacer daño ya que su hermana estaba con otro, y él sabía que estaba completamente enamorado de su hermana.
Y allá estábamos los dos, yo mirando por la venta, ahora estupefacto, ya sin la cara de felicidad, sino con la cara que refleja Manu Chao en una canción, INFINITA TRISTEZA, y mi amigo sentado en la cama hablándome de algo que me sonaba a chino, ya que mi cabeza estaba intentando llegar a esa parada de autobús, donde parecía que ellos se besaban, él la levantaba en el aire y ella le pegaba de manera muy cariñosa.
Mi amigo no se levanto de la cama en ningún momento, y eso que estuve 5 minutos mirando por la ventana, hasta que al final desaparecieron dentro de ese autobús. Y mi cabeza siguió pensando, ¿por qué no se levanta?¿será porque sabe lo que he visto?¿me lo ira a decir ahora o lo podrá mantener en el secreto?¿Habría decidido él crear esa historia para mí, o por el contrario habría sido ella para intentar no hacerme mal?
Creo que cayo alguna lagrima de mi ojo, pero no lo recuerdo con seguridad, y si ocurrió, mi amigo no me dijo nada. Solo me dijo que saliésemos a dar una vuelta por la ciudad, que mañana me volvía a ir para las Inglaterras.
Así que salimos de farra, nosotros dos, un amigo de la infancia y la amada, éramos 4. Hacia mucho tiempo que no veía a la amada de mi amigo, estuve casi toda noche hablando con ella de mi vida, pero solo de las cosas más banales de mi vida, seguí sin abrir mi corazón, aunque de la forma en que le hablaba, todo el mundo pensaba que le estaría contando todas mis interioridades que me habían ocurrido en este tiempo.
Fue pasando la noche, y las cervezas y cubatas fueron bajando y quemando mi esófago, y dañando mi estómago, y subiendo a mi cabeza. Hacía muchas noches que no me lo pasaba tan bien, y conseguí olvidarme completamente de ella. Lo malo (o bueno) fue que también conseguí otra cosa, dormí en un piso de estudiantes, de esos que había dejado de visitar, en España, hace 5 años, por la culpa de una chica que ni siquiera sabía su nombre, y creo que ella tampoco el mío. Son las cosas de la noche, y tienen que quedar en la noche. Nunca pensé saber nada más de ella, ya que cuando me desperté no había nadie en el cuarto, no había nadie en el piso, el sol me pegaba en la cara, y mi reloj marcaba las 14:18, un armario abierto con ropa y algún libro, un diccionario Español-Italiano en la mesilla, en los pies de la cama una camiseta roja de Emily y de fondo ... nada, ni la ducha ni la tele. No había nadie en el piso, estaba solo.
Me vestí lo más rápido posible baje a la calle y pedí un taxi hasta mi casa, le dije que esperase ahí. Cogí mi maleta baje corriendo y dirección aeropuerto. Mientras tanto llame a mi amigo, lo cogió su amada, me preguntó por la noche y conteste mucho alcohol, y continué diciendo que solo les había llamado para despedirme que iba a perder el avión, dos besos y colgué. Estaba llegando ya al aeropuerto, y a la entrada, retenciones. Le dije al taxista que seguía corriendo, pero ni aun así conseguí llegar a tiempo. Llegué solo unos 5 minutos antes del despegue del avión.
28: Con Ella
Volví llamar a nuestro amigo para reírme con él de mis bonitas últimas horas en España durante un largo tiempo, él me pregunto que qué tal la noche y yo que suponía que bien aunque no lo recordaba, mucho alcohol. En ese momento un mensaje en mi teléfono ingles, era de alguien que no tenía memorizado, lo leí, era en inglés y era de un móvil español. Al leerlo comencé a atar cabos y le dije a mi amigo que en 10 minutos lo llamaba.
Así que rece a algún dios para implorarle suerte y entre en una compañía para ver si había billetes para Londres para hoy. Y si, solo en 3 horas volverían a abrir facturación, lo único que me costo 10 veces más, pero al día siguiente debía de trabajar.
Ya tenía el billete, y ya sabía lo de la noche.
Esa chica sin nombre ya lo tenía, había estado con ella alguna vez que otra, el primer semestre fue compañera de clase de mi compañero de piso, el mensaje fue desde el teléfono de su amiga, me dijo que no había pasado nada, que me llevaron a su casa porque estaba muy mal para ir solo a casa.
Volví a llamar a nuestro amigo, nos reímos mucho de mis historias, él pensaba que habría pasado algo más porque nos fuimos muy abrazados, pero era porque yo no podía andar verticalmente, y ellas pensaron que había ido solo, sin mis amigos. Nos seguimos riendo, me dijo que ahora no me durmiese esperando el avión.
Así que me senté en mi maleta, enfrente del mostrador de la compañía y allí me dormí.
Me desperté sobresaltado por el sonido de una voz conocida, no había dormido ni 30 minutos, y allí estaba ella, justo enfrente de mi, y me comenzó a hablar de banalidades, de lo bien que le iba la vida, de lo divino y de lo humano. Me comenzó a decir que lo sentía por la manera en que se había largado, que dentro de ella algo perduraba, pero no podía ser.
También me dijo que quería volver a verme, como una amiga más, pero tendría que esperar hasta verano para que su “compañero” la pudiese acompañar. Y yo con una cara de pánfilo, que no podía con ella, asentía y sonreía. Lo malo es que el dolor, como siempre lo llevaba por dentro. Pero eso ya os lo he contado alguna vez, pero esta vez dije: hubiese preferido no verte ya que como dice Quique González “Peor que el olvido, fue frenar las ganas, de verte otra vez. Peor que el olvido, fue volverte a ver”.
Entonces llamaron por megafonía a nuestro vuelo, me levanté le di dos besos y desaparecí por el largo pasillo que llevaba al avión, mientras que ella se quedaba esperando a algo o a alguien.
Estaba otra vez muy mal, anímicamente, pero ya lo tenía superado, cuando llegase, mi compañero de piso me sacaría a dar una vuelta, sin que yo pudiese negarme, me emborracharía (solo un poco porque al día siguiente debía ir a trabajar) , él me presentaría a alguna amiga con la que flirtearía hasta que ella dijese que estaba cansada y se fuese a casa sola.
Mis pensamientos solo fallaron en un detalle. No fue mi compañero de piso quien me saco a pasear, sino una amiga suya que lo había estado cuidando estos 4 días que llevaba sin salir de la cama.
Fue con ella con quien salí, bailé, flirteé y acaricié, y fue ella quien me dijo que se iba a casa, que estaba cansada. Yéndose sola a casa.
No me importó, al día siguiente tenía que ir a trabajar, y había sido una buena velada y me dijo unos grupos nuevos de Indie-rock buenos, ya que habíamos estado en un garito diferente a los que solía frecuentar con mi compañero, sin extranjeros y música rock ... vamos ¡¡Cojonudo era ese garito!!
Cuando estaba llegando a casa con el Night Bus, mi teléfono comenzó a sonar, era la amada de nuestro amigo, que estaba muy agobiada y tenía que cambiar su vida, al menos por unos días, y por no buscar nada para vivir. Le dije que no habría problema, colgué y llame a nuestro amigo, él estaba durmiendo en casa de ella, hablamos, me contó y le escuché.
Él estaba cansado de esperar, de que ella viviese allá lejos, cerca de la autopista, así que esa misma noche le había pedido casarse, y ella había contestado con “tiempo, necesito tiempo”.
Como siempre, la amada, por muy romántica que parecía, siempre desaparecía cuando la situación se ponía un poco complicada, aunque esta vez igual si que necesitaba tiempo. Pero la cosa resultose por algo diferente, que ella me explicaría poco después.
29
El tiempo no se necesita, se escapa, eso fue lo que pensé. Pero ya era tarde, y dormí. El día siguiente llego, y el trabajo y la rutina comenzarían a quitarme a ella de la mente. Pero eso no sería posible, siempre que hubiese un pequeño indicio de ella, y los había y muchos, calles, bares y parques, distribuidos por la gran ciudad. Necesitaba algo, eso algo iba a ser la amada de mi amigo.
Al llegar ella todo cambio, ya que para lo que venía a Inglaterra era para abortar, no quería que el niño que esperaba fuese el motivo por el cuál, nuestro amigo, le había pedido matrimonio.
Me quede helado, esperaba cualquier excusa, menos esa. Entonces ella me dijo que lo quería más que a nada y a nadie en este mundo, pero no sabía si era recíproco. Yo le dije que si, que de eso no tuviese duda, que estaba totalmente cogido a su persona desde el día que sus miradas se cruzaron en aquel bar, y nada ni nadie habían podido cambiar lo que el sentía por ella. Entonces a ella le cambio la cara, me cogió de la mano y nos bajamos a un cibercafé para hablar con nuestro amigo. Allí de una manera un tanto fría, aclararon algo que los dos sabían más que de sobras, y luego con el teléfono lo confirmaron, y ambos se casarían y tendrían ese niño.
Me alegré por ellos, pero mi vida amorosa seguía frustrada sin encontrar a ella, la mujer que me complemente, y yo la complemente, creí que era hora de pasar ya de las noches locas, buscarla, olvidarme de la hermana de mi amigo, ya que lo único que hacía era crearme problemas, y también llegue a la conclusión de que era yo quien tenía que buscarla, la mujer que buscaba nunca vendría a mi.
Todo esto, no me lo dije yo, fue la amada de mi amigo quien me lo dijo, y que si quería huir otra vez que lo hiciese, ya que a veces los recuerdos y las cosas que recordar son lo que más duele.
Con conversaciones y cafés en los parques pasaron las 7 tardes en las que ella estuvo conmigo en Londres, y el día que se iba llegue a la conclusión de que iba a cambiar de aires, si otra vez.
Me acorde de ese libro que leí hace uno o dos meses, Veronika decide morir, y de la ciudad de la que hablaba, Ljubljana, pensé que si un poeta había sido tan importante para una ciudad, para un país, y esa ciudad tan importante para dicho poeta, debía de estar bien.
Por otro lado estaba la cuestión del idioma, me daba igual y me empecé a informar de esa ciudad nada más salir de trabajar, y a buscar trabajo allá también.
Era un país a minúscula escala, con los Alpes al norte, colindante con Italia, Austria, Hungría y Croacia, y con el mar adriático.
También me entere, que era una ciudad que había sufrido poco por la guerra de los Balcanes, pero que a mediados de los años 50 un fuerte terremoto la había dejado en ruinas.
Paso una semana, y me llego un correo electrónico desde Eslovenia, en el ponía que el día que entrase el Euro en vigor (menos de dos meses vista) empezaría mi contrato de pruebas en unos supermercados al noreste de la ciudad. Acepte el negocio, y hable con mis actuales jefes, para pedir una excedencia por un plazo de mes y medio. Me la aceptaron, así que ahora tenía que trabajar mes y medio, luego navidades y cambio de vida.
30: Fin de la primer parte
Volvía a tener la sonrisa en la cara, sabía que en ese país no tendría referencia alguna a la hermana de mi amigo, por lo que sería mi vida, no la vida de alguien que le falta un trozo de si mismo.
Así que ese ultimo mes lo hice con la amiga de mi compañero, pero ahora como una amiga mejor que el propio amigo, tanto que las dos ultimas semanas de mi estancia en Londres las hice en casa de ella, con algún flirteo con su compañera de piso, la chica del piso en España.
Solo ellas dos sabían mi destino real después de Londres, ya que el bueno del francés, pensaba que volvía a España, cosa que mi último día en Londres le dije que no, y le conté la historia.
Volví a España, me comencé a preparar para mi nueva vida. No estuve en la capital, solo para coger el avión, estuve con mi madre, que me echaba de menos, y quería saber que es lo que iba hacer. Yo le hablé, y ella me dijo que qué pasaba en mi vida, que si tan infeliz era para tener que cambiar mi vida y mis amigos con tanta frecuencia, o si quizás tenía algún problema con la justicia y lo que hacía era huir, y todo eso sin pensar en la gente que te quiere, me dijo que me quedase en la sierra, pero después de donde ya había pasado mis últimos años de vida, entre Madrid y Londres, la sierra me parecía un poco aburrida, pero a la vez tranquila.
Pensé que ella tenía razón, que a veces no hay que ser egoísta y pensar en el daño que puedes hacer a los demás sin saberlo. Lo malo era que ya tenía todo decidido, y le dije a mi madre que si no iba bien la etapa de mi vida que iba a comenzar volvería en que acabase el contrato que tenía de prueba, en apenas dos meses podría volver a casa, hablar con mi padre y trabajar en el mundo de la construcción.
Ya tenía todo previsto, mi nueva vida iba a ser una continua improvisación, nada me podía salir mal.
Mi último día en antes de la partida, conecte en Internet y tenía un e-mail de mi mejor amigo, de nuestro amigo. En él, me contaba su vida, ya de casado, esperando a su retoño, y también me relataba sus intenciones del que hacer con su vida, y me relataba ese cambio de vida que tanto había buscado y la otra vez (Londres) no lo llevo acabo.
Ahora era diferente, me relataba sus planes, como un libro que había leído y después me había dicho que leyese yo, le había hecho pensar sobre esa ciudad, y ahora la ponían como ciudad coole en la revista, y un país en continuo aumento.
Su amada, ahora esposa, y él también, tenían contactos en aquella ciudad, irían después de reyes.
Me pregunto cual había sido mi destino para volver a cambiar de vida, y que nos tendríamos que ver antes de que cambiásemos los dos de aires, porque en ese momento, hacer coincidir nuestras vidas sería muy difícil.
Yo, nada más leerlo me eche a reír, y lo llame para decirle que me llamase el día que iba a llegar a Ljubljana, porque mi destino había sido el mismo.
En eso se vio, lo bien que nos llevábamos, y lo parecidos que somos, ya que para la mayoría de cosas éramos como una única persona.
Quedamos en vernos en el aeropuerto el día que ellos llegasen a Eslovenia. Aunque cuando yo llegue a Ljubljana, no tarde en decirle que mejor nos veíamos en la ciudad ya que sin medio de locomoción propio, el mero hecho de ir al aeropuerto era una odisea (o un poco caro si solo es para visitas). Igual de odisea, que muchas carreteras de ese país que ahora era el mío.
Él me contesto de manera inmediata, llamándome al número de móvil esloveno que le había dado en el e-mail, y me dijo que sin problema, que ya nos veríamos otro día, el primer día sería para alojarse, y todo eso.

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Bueno pues parece ser que al final no fue para nada.
Déjame tu opinión. Muchas gracias y hasta la próxima.